Déjala a ella que sea pájaro, déjala que vuele, sí regresa sabrás que tú eres su nido pero sí no lo haces seguiras siendo su jaula.-
Cada noche él repite las mismas palabras, cansado y amedrentado trata de encontrar el valor necesario imaginando como sería su vida si ella pudiera ser libre.
Lentamente levanta su mirada encontrando los ojos suplicantes de ella, - hoy al fin podrás volar.- le dice, y ambos esbozan la misma sonrisa cómplice.
A un lado él toma nervioso la barra de labios, al otro ella se maquilla serena dando color a su vida, entre ambos un sueño y un espejo.