Sus labios perfilados se contraen para dejar escapar un silbido corto seguido de otro más largo exhalando todo el aire,- ¡¡fuii fiuuuuuu!! -, sonríe orgulloso de la técnica que ha desarrollado y dando por concluida otra jornada más anota los resultados en su viejo cuaderno.
En casa no disimula su emoción, - ¡cariño hoy me han sonreído ocho chicas y una de ellas se ha ruborizado!- en su cuaderno guarda más de cinco mil sonrisas,- Te lo dije, a las mujeres les encantan mis silbidos-
Ella le escucha con ternura mientras esconde las pelucas y los vestidos, mañana volverá a pasear frente a él como en los últimos años.